Cuando "me dejan en visto"

Lo que realmente duele y cómo transformarlo

Hace poco vi un hilo en redes sociales que se volvió viral. Alguien preguntaba: “¿Cómo le vuelvo a hablar si me dejó en visto?” 

Sin más contexto, lo que siguió fue una avalancha de respuestas entre la broma, el drama, los consejos contradictorios y alguna que otra verdad incómoda. Y detrás de todo ese ruido, algo me quedó claro: esta situación tan común toca una herida profunda en much@s de nosotr@s.

En este artículo quiero invitarte a mirar más allá del meme. A explorar, desde la psicología, la neurociencia y el coaching, qué pasa en nuestro interior cuando alguien no nos responde... y cómo podemos transformar esa experiencia en una oportunidad de autoconocimiento y liberación.

Cuando el silencio duele: lo que ocurre en tu cuerpo y tu mente

Sabemos por estudios recientes en neurociencia que el rechazo social activa las mismas zonas del cerebro que el dolor físico. No es exagerado decir que sentirse ignorado duele. Literalmente. Nuestro sistema nervioso interpreta la ausencia de respuesta como una amenaza a nuestra pertenencia, y eso nos desregula emocionalmente.

Ese “visto” activa todo un mecanismo emocional, fisiológico y cognitivo que puede acabar influyendo en nuestro estado de ánimo. Así, tras las primeras emociones de rabia, miedo o tristeza que podemos sentir en los primeros segundos, y dependiendo de la contextualización que hagamos en base a nuestras experiencias del pasado y nuestro sistema de creencias, podemos entrar en un bucle de pensamientos y preocupaciones que nos dejan paralizados o nos llevan a dar una respuesta poco asertiva generando en nosotros una profunda sensación de malestar.

En efecto, el no atender a nuestras necesidades y realizar una adecuada gestión emocional desde nuestra propia esencia y sistema de valores, puede provocarnos ansiedad. En función de la intensidad de este bloqueo energético, llegamos en ocasiones a experimentar también síntomas físicos tan comunes como migrañas, insomnio o dolores musculares, por nombrar algunos.

¿Y ahora qué hago con todo esto que siento?

Desde el coaching, la propuesta no es darte consejos sobre si deberías escribirle o no. La pregunta es otra: ¿Cuál es tu objetivo?

Esta pregunta no es intrascendente, ya que si la acción viene desde la carencia, desde la herida, desde la necesidad de validación, probablemente estés repitiendo un patrón que alimente tu malestar y te aleje de lo que deseas alcanzar. Pero si logras hacer una pausa, observar lo que sientes y elegir con conciencia, puedes transformar esa reacción en una decisión alineada con tu verdad.

En una sesión de coaching seguimos la metodología GROW, sirviéndonos de preguntas poderosas que te llevan a conectar con tu esencia y a identificar qué quieres, desde lo más profundo de tu ser. Tomando conciencia sobre las creencias que te acercan y desafiando aquellas que te alejan de alcanzarlo. Exploramos juntos tus emociones y los comportamientos asociados para que generes las opciones que tienes a tu alcance y las transformes en acción.

Preguntas que pueden ayudarte para empezar:

  • ¿Qué significa para mi que "me deje en visto"?
  • ¿Qué estoy sintiendo... con qué  me conecta? 
  • ¿Qué representa "volverle a hablar"?
  • ¿Qué necesito en realidad?

El poder de la pausa consciente

La neurociencia lo confirma: cuando logramos poner conciencia entre el estímulo (el “visto”) y la reacción automática (ignorar, escribir, reclamar, dramatizar), activamos zonas del cerebro que nos permiten regularnos. El simple hecho de ponerle nombre a lo que sentimos reduce su intensidad. Respirar, nombrar, validar lo que hay... y solo entonces decidir.

En vez de dejarnos llevar por el impulso, podemos crear una pausa sagrada. Una pausa que abre espacio para responder desde nuestro centro.

Cerrar no es huir, es elegir

No se trata de volverse indiferente o de jugar a quién se desinteresa más rápido. Se trata de elegirnos. De priorizar nuestra paz por encima de la fantasía de ser elegidos. Porque el verdadero valor no está en que el otro nos responda, sino en que podamos sostenernos a nosotros mismos cuando no lo hace.

Quizás el silencio del otro no sea un castigo. Quizás sea una invitación.

A mirar hacia dentro. A dejar de buscar fuera lo que solo puede despertar desde dentro.

 

ALUNA

Un espacio para recordar quién eres.

Donde el silencio deja de ser un vacío…
y se convierte en un portal hacia tu verdad.

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